Simón está enfermo. He levantado medio Madrid a las seis de la madrugada para conseguir que alguien pudiera quedarse con él mientras yo trabajaba. Y eso contando con que tenía que irme de casa sin teléfono móvil (¿cómo lo hacíamos antes?). Al final he conseguido contactar con la niñera in extremis . A estas alturas ya debe estar hasta el boniato de mí, porque habré llamado a lo largo de hoy unas 567 veces para ver si Simón tenía fiebre. Estaba preocupado por su epilepsia. Le he enseñado a deletrear la palabra. «Epilepsia.» «Ilepepsia.» «Noooo…EPILEPSIA.» «PUES ESO HE DICHO. ILEPEPSIA.» No sé por qué le meto en esos follones gramaticales. Creo que para que podamos reírnos y que nada sea tan importante.
He conseguido arrancar el viejo samsung mini. El teclado se atasca, pero al menos oigo y leo. Me he arrepentido 13 veces de haberle regalado el iphone a tu hermano. Una por cada hora. No importa. Tengo el mierdisamsung. Me vale el mierdisamsung. Por si acaso. Por si me llamaras. Toda tu vida estará siempre llena de mis porsiacaso. De eso puedes estar seguro.
Te quiero. Un día menos. Un día más.